miércoles, 19 de agosto de 2009

Desgraciadamente, no todas somos Carrie Bradshaw


Soy una persona positiva y alegre, pero de vez en cuando, me permito algún momento de bajón. Sólo de vez en cuando (vaaaaale, reconozco a los que me conocen que últimamente tengo más bajones y caídas que Sete Gibernau, pero poco a poco).

El tema de los bajones viene porque, cada vez que tengo uno de esos momentos voy directa a Series Yonkis y veo cualquier capítulo de Sex and the City. Cualquiera de ellos me saca del momento, me evade y me hace reír, veís que fácil. Altamente recomendable para las moda-adictas y frases de Samantha&Miranda-adictas.

Envidio el armario de zapatos, bolsos y ropa que tienen sus protagonistas: Carrie, Samantha, Miranda y Charlotte en Nueva York, pero envidio más aún su armario de hombres.

Pensaba que los hombres llegarían, tarde o temprano, como los muchos que conocen sus protagonistas y con los que ligan fácilmente con una frase tonta en un bar, una mirada furtiva por encima de la pantalla del ordenador o un tropezón en plena calle. Pero no, no llegan. Y lo peor (o mejor) de todo, es que no los espero, me da pereza. ¿Qué me pasa?

Me pasa que envidio mucho más la infinita colección de bolsos de Chanel de Charlotte, los Manolos de Carrie, complementos (complementazos diría yo) de Samantha y la búsqueda del color perfecto de pelo para Miranda, porque sus estilismos tampoco están nada mal para mi gusto, aunque no tienen nada destacable.

Suficiente por hoy. Como siempre, look de Carrie, que vuelve para el rodaje de la secuela sobre la película de la serie que la encumbró. Ah, y vuelve abandonando a su adorado Blahnik para pasarse a Louboutin.


Update: Para las que quieran (y puedan comprarse un billete a Los Ángeles), también tienen la oportunidad de aparecer en la peli.