Vivir Barcelona. En éste caso, vivir las compras en la ciudad condal. Gasté un poquito -pero es que al vivir en un pueblo pequeño no lo hago con frecuencia, así que no se considera ni gasto, simplemente es un desahogo-. Enumeraré las 3 tiendas -¿o debería decir museos?- con las que se me cayó la baba:
- L'Arca de l'avia. No tengo fotos, soy una despistada que se dejó la cámara en casa y hacer fotos con el móvil es muy cutre. Sólo deciros que el vestuario de Titanic provenía casi entero de ésta tienda. Lo mejor: los vestidos de novia vintage que arreglan y customizan al gusto de cada clienta. No dejéis de visitar la web y mucho menos la tienda.
- Heritage. Nos pasamos una hora y media dentro de la tienda y casi tenemos que sacar a mi amiga a rastras. La tienda es muy famosa en la ciudad, pero yo no había tenido la ocasión aún de visitarla, tenía un gafe encima por el cual siempre estaba cerrada cuando mi amigo me llevaba a visitarla. Reconozco que las fotos atosigan un poquito, tanto complemento junto es lo que tiene. Así que tomaros un par de horitas de vuestro tiempo y daros una vuelta por Heritage.
Lo mejor: toqué éste Balenciaga Alta Costura del 45. Casi me quedo sin respiración.
- La Basílica Galería. La tienda está franqueada por unos maniquies forrados de Swarowski que estás tentado en tocar -y robar- de la tienda en todo momento, pero ambas cosas son imposibles. Las joyas, la bisutería y los complementos son una pasada, diseños únicos que se ven a poca gente, y eso es lo que me gusta a mí de éstos productos. Intransferibles y con personalidad. Lo mejor: los bolsos de madera. Estaba prohibido hacer fotos, así que tendréis que ir a visitar la tienda para comprobar si todo lo que digo es verdad ;)
Compré además unas sandalias de Celine, en el outlet de Le Shoe, a precio de saldo con las que hasta sueño por las noches, una camiseta de Moisés de la Renta -la negra de la derecha- y algunas cosillas más. Es una pena que Mango no promocione como es debido alguna de sus colecciones. Mucha Penélope o Scarlett, pero las camisetas de Moisés estaban como almas en pena dentro de las tiendas del señor Andik. De verdad, muy triste.
Pasear por Barcelona. Y pasearla en un día tan especial como Sant Jordi. Muy agobiante, sí, a veces demasiado. Pero qué mas da cuando te encuentras a escritores por la calle y gente que camina encantada con el agobio general. Es un placer ver como se compran libros -aunque muchos de ellos irán directamente a decorar estanterías sin ser abiertos nunca- . Mis compras:
Saborear Barcelona. Estabamos decididos a dejarnos parte del sueldo en nuestro desayuno y visitar el Hotel Mandarin para disfrutarlo. Pero se nos pegaron las sábanas todos los días. Así que para compensar, el domingo no desayunamos en el Mandarín pero si lo hicimos como unos reyes, o mejor dicho, como unos emperadores japoneses. Se dice que los mejores croissants de la ciudad están en Takashi Ochiai y yo no lo pongo en duda, muy rico estaba el croissant, pero es que me comí un strudel que era insuperable. Lo mejor: la variedad de tartas que estaban expuestas con las que tu boca comienza a salivar con solo mirarlas.
Oler Barcelona. Y cuando digo oler, es literal. Mi rosa vino de Au nom de la rose, donde además de rosas, podéis encontrar todo tipo de productos relacionados con ellas: pétalos garrapiñados, chocolate de rosas, jabones, velas, tés, ... Vamos, que no os acabáis los productos en una semana. Lo mejor: cómo embalan todos sus regalos con pétalos de rosa dentro de la bolsa y con una pequeña rosa en la bolsa.
Ya véis, volví tan encantada, realizada y exhausta que hasta me dormí en el tren cuando nunca en mi vida me había pasado. Pero lo peor de todo es ¿Cómo he podido vivir tres años en Barcelona sin conocer la mayoría de éstos sitios?
p.d. Leí ayer éste artículo sobre los blogs de moda. Altamente recomendado.
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